martes, 29 de octubre de 2013

La puerta cerrada

Miro el reloj y pongo cara de desenfadada, ¿aún no? Suspiro cansada y me apoyo sobre la pared. El sonido de la habitación de al lado la hace temblar y acaba agobiándome. Me apoyo en un pie, luego en el otro, finalmente los cruzo y sigo esperando; aquella maldita puerta... ¿cuando se iba a abrir? Cuento hasta sesenta y llego al minuto, a los dos minutos... a los tres... cuatro, cinco... Llamo a la puerta impaciente, tardan en contestar, me niego a esperar más y bajo el picaporte para abrirla. Mis ojos se abren tanto que creo que se me saldrán de las órbitas.
- María...- me llama aun jadeando.- que estoy ocupada...
- Y yo me meo.- contesté yendo para el retrete.- Tú sigue, si yo no miro.- le dije dibujando una sonrisa en mis labios mientras mi hermano y ella me siguen con la mirada pasmados, aún en medio de la "acción".- Terminé.- suspiré feliz y aliviada poniéndome bien la ropa.
Me lavé las manos y cerré mientras silbaba.

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